El Castillo de Neuschwanstein, enclavado en los Alpes bávaros cerca de Füssen, es uno de los destinos turísticos más icónicos de Alemania. Construido en el siglo XIX por el rey Luis II de Baviera, este castillo de cuento de hadas inspiró incluso al famoso Castillo de la Bella Durmiente de Disney. Con su silueta blanca sobre abruptos riscos y rodeado de bosques y lagos, Neuschwanstein atrae a visitantes de todo el mundo que buscan empaparse de historia, arquitectura y paisajes de ensueño. (Lee también: Turismo en Múnich)
Planes para hacer en el Castillo de Neuschwanstein
Dentro del Castillo de Hohenschwangau, los visitantes pueden disfrutar de una experiencia muy cuidada y centrada en la historia de la familia real bávara. Esto es lo que se puede hacer durante la visita al interior.
Recorrido guiado por el interior del castillo
Sumérgete en la historia bávara con la visita guiada (o audioguía) que recorre las estancias de Maximiliano II y Luis II. Conocerás los frescos inspirados en Wagner, la capilla privada y las salas de ambiente romántico. (Ver también: Turismo en Selva Negra en Alemania)
Paseo por los jardines y senderos del castillo
Justo delante del castillo se extiende un jardín paisajista de estilo inglés con parterres, praderas y pequeños miradores. Los caminos bien cuidados invitan a un tranquilo paseo rodeado de coníferas y vistas al lago Alpsee.
Excursión al “Nido de las Golondrinas”
Desde la terraza superior del castillo, accede al Schwalbennest (“Nido de las Golondrinas”), un balcón tallado en la roca que ofrece vistas espectaculares del valle y el lago. Ideal para fotografía de paisajes y para respirar aire puro de montaña.
Paseo en barca por el lago Alpsee
A pocos pasos de Hohenschwangau puedes alquilar una barca de remos o pedaletas en el Alpsee. Navegar sobre sus aguas cristalinas, con el castillo al fondo, es una experiencia relajante y muy fotogénica.
Ruta de senderismo al monte Tegelberg
Para los amantes del senderismo, el monte Tegelberg –con teleférico opcional– ofrece rutas de distinta dificultad. En la cima hay miradores panorámicos, un restaurante de montaña y, en verano, incluso vuelos en parapente.
Paseo en calesa tirada por caballos
Desde la plaza de la taquilla salen calesas tradicionales que suben hasta cerca de la entrada. Es una forma pintoresca y cómoda de acceder al castillo, disfrutando del paisaje sin esfuerzo.
Visita al Museo de los Reyes de Baviera
Tras bajar del castillo, puedes acercarte al museo situado junto al parking. Allí se exhiben objetos personales, uniformes y retratos de la dinastía Wittelsbach, que contextualizan la vida de los monarcas.
Picnic en las praderas alpinas
Lleva un pequeño picnic y acomódate en alguna de las claras praderas que rodean el castillo. Con vistas al Alpsee y el bosque, disfrutarás de un almuerzo al aire libre en un entorno de ensueño.
Paseo en bicicleta por los alrededores
En Hohenschwangau y los pueblos cercanos hay rutas ciclistas señalizadas junto a lagos y ríos. Puedes alquilar una bicicleta y recorrer, por ejemplo, el trayecto hasta el lago Hopfensee, a orillas de Füssen.
Lo mejor de la gastronomía de Castillo de Neuschwanstein
En los restaurantes y cafés de Hohenschwangau, el pueblo a los pies de Neuschwanstein, se pueden degustar platos típicos de Baviera que reconfortan tras la visita al castillo. Destacan los Käsespätzle, una suerte de “macarrones” caseros mezclados con queso Emmental y cebolla frita; y el Schweinebraten, un jugoso asado de cerdo con salsa oscura y acompañamientos como col roja y albóndigas de patata.
Para los amantes de los dulces, el Apfelstrudel recién hecho—hojaldre relleno de manzana, pasas y canela—es imperdible acompañado de una bola de helado de vainilla o nata montada. No falta la clásica Brezel (pretzel) para un snack rápido, y en las pastelerías locales también ofrecen la Schneeball, una bola de masa crujiente cubierta de azúcar glas o chocolate, típica de la región de Schwaben.
¿Cómo llegar al Castillo de Neuschwanstein?
La forma más habitual de llegar a Neuschwanstein es desde Múnich. En la estación central de Múnich (München Hauptbahnhof) parten trenes regionales hacia Füssen con un trayecto de aproximadamente 2 horas. Desde la estación de Füssen, un autobús (línea 78 o 73) lleva directamente hasta el pueblo de Hohenschwangau en unos 10 minutos.
Una vez en Hohenschwangau, los visitantes pueden elegir entre una caminata de unos 30–40 minutos cuesta arriba hasta la entrada del castillo, tomar el trenecito turístico “Marienbähnle” o subir en calesa tirada por caballos desde la plaza junto al museo de los reyes bávaros.
Mejor época para visitar el Castillo de Neuschwanstein
La temporada alta va de junio a septiembre, cuando los días son largos y el clima templado, ideal para disfrutar de las vistas desde la Marienbrücke (Puente de María) y recorrer los senderos circundantes. Sin embargo, estos meses suelen estar muy concurridos, por lo que conviene reservar tickets con antelación y llegar temprano.
El otoño (octubre) ofrece un espectáculo de colores rojizos y dorados en el bosque alpino, con temperaturas más frescas y menos aglomeraciones. En invierno, el paisaje nevado confiere un aire mágico al castillo, aunque algunas rutas de acceso y balcones pueden cerrar por seguridad a causa del hielo.
Hospedaje en Castillo de Neuschwanstein
En Hohenschwangau y Füssen hay alojamiento para todos los gustos. Los Gasthof y pensiones familiares ofrecen habitaciones acogedoras y desayuno incluido, ideales para quienes buscan una experiencia tradicional bávara. Muchos disponen de vistas a los lagos Alpsee o Hopfensee.
Para una estancia más confortable, en Füssen existen varios hoteles de cuatro estrellas con spa y restaurante propio. Alojarse en el centro histórico de Füssen también permite combinar la visita al castillo con paseos por calles empedradas, iglesias románicas y tiendas de artesanía local.
Transporte en Castillo de Neuschwanstein
Una vez en la zona, el transporte interno se basa en rutas peatonales y vehículos eléctricos autorizados para personal y suministros. Los turistas circulan a pie por los senderos bien señalizados que conectan la entrada principal con la taquilla y los miradores.
Para quienes tengan dificultades de movilidad, existen vehículos de asistencia (previa reserva) que trasladan a visitantes desde el pie de la colina hasta la taquilla. Asimismo, las calesas de caballos realizan trayectos regulares, aunque están sujetas a condiciones meteorológicas y horarias.
Visitar el Castillo de Neuschwanstein es sumergirse en la historia y los paisajes de la Baviera romántica. Su arquitectura de ensueño, unida a la belleza natural de los Alpes, ofrece una experiencia inolvidable. Planificar con antelación—especialmente en temporada alta—garantiza disfrutar cómodamente de cada rincón, desde los salones del rey Luis II hasta las rutas panorámicas que rodean el castillo.
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