Colombia es uno de los destinos predilectos para el ecoturismo en América Latina, gracias a su asombrosa diversidad de climas y ecosistemas, que van desde páramos andinos hasta selvas amazónicas y costas caribeñas. Sus ríos y quebradas han tallado impresionantes cascadas que invitan al viajero a conectarse con la naturaleza, a descubrir comunidades locales y a revitalizarse con paisajes de una belleza única. Visitar las cascadas colombianas significa también apoyar iniciativas de conservación y contribuir al desarrollo sostenible de las regiones que las albergan. (Lee también: Turismo religioso en Colombia)
Las 6 mejores cascadas para visitar en Colombia
Recorrer las cascadas de Colombia es adentrarse en un viaje de descubrimiento y respeto por la naturaleza, donde cada región ofrece no solo paisajes de ensueño, sino también sabores, tradiciones y la oportunidad de involucrarse con comunidades comprometidas con la conservación. Estas cascadas son verdaderos refugios de biodiversidad y aventura: ¡prepárate para vivir una experiencia inolvidable!
Salto del Tequendama

Con una caída de aproximadamente 185 m, es uno de los saltos más conocidos del país y está rodeado de un paisaje de montañas y valles que contrastan con la capital. En su base se encuentra la antigua Casa Museo del Salto del Tequendama, desde donde se obtiene una vista panorámica de la cascada y de la sabana de Bogotá.
En cuanto a la gastronomía, en los restaurantes cercanos al salto podrás disfrutar de platos tradicionales de Cundinamarca como la mazamorra con queso, el tamal tolimense acompañado de chocolate caliente y la arepa de chócolo rellena de queso. Estos sabores, calorías y texturas medianamente dulces combinan perfecto con el clima fresco de la zona.
Cascada La Chorrera

El recorrido completo ronda los 18 km de ida y vuelta, atravesando bosques altoandinos y páramo a altitudes que van de 2.450 a 3.300 m s. n. m., y puede tomar cerca de 7 horas en total. Después de la caminata, en el pequeño pueblo de Choachí es común probar trucha arcoíris fresca, cultivada en las frías aguas de la región. También encontrarás arepas de queso, calientes y recién hechas, acompañadas con infusiones de hierbas andinas o chocolate espeso, ideales para recuperar energías.
Cascada de Juan Curí

Su caída principal alcanza unos 200 m, y el lugar ofrece actividad de rappel y pozos naturales donde es posible nadar bajo la cascada. El sendero es de dificultad moderada y muy apreciado por quienes disfrutan de paisajes verdes e intensos sonidos de aves andinas.
En Santander, la gastronomía destaca platos como el cabro guisado en salsa de panela, el mute santandereano (sopa espesa de granos) y las hormigas culonas fritas, un manjar local que, aunque curioso, es toda una experiencia para el paladar del viajero más aventurero.
Cascada Fin del Mundo
Aunque comparte nombre con otras caídas del país, la más célebre se encuentra en Putumayo, entre Mocoa y Villagarzón, dentro de una reserva natural en la transición entre la Amazonía y los Andes. Tiene más de 70 m de caída y se accede tras una caminata de aproximadamente dos horas por senderos selváticos que cruzan ríos y otros saltos menores.
En esta región del Putumayo, la oferta gastronómica incluye pescado de río preparado al ajillo o en mohína (con achiote), yuca frita o en bollos, plátano asado y bebidas como el masato o el guarapo de caña, que refrescan después del calor y la humedad de la selva.
Cascada Las Golondrinas
Muy cerca de Piedecuesta, en Santander, se encuentra la ruta Piedecuesta–Cascada Las Golondrinas, un circuito de unas 6,8 millas (cerca de 11 km) con un tiempo medio de 4 h 20 min para completar el recorrido de ida y vuelta, atravesando bosques montañosos y desembocando en una poza de aguas cristalinas ideal para un chapuzón.
Al regresar al casco urbano, los restaurantes locales ofrecen arepas santandereanas, quesos frescos, cabro guisado y bocadillo veleño con queso, una combinación de dulce y salado que refleja la tradición culinaria de la provincia.
Salto Velo de Novia

Forma parte de la famosa Ruta de las Siete Cascadas de Jardín, un trayecto que combina recorridos en jeep 4×4 y caminatas suaves hasta cada uno de los saltos de agua. En Antioquia, después de disfrutar del fresco rocío del Velo de Novia, nada mejor que probar una bandeja paisa completa, empanadas antioqueñas recién fritas y cocadas de coco, dulces típicos que se encuentran en los puestos de venta al paso y en los restaurantes del pueblo.
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