El turismo religioso en Antioquia ofrece un recorrido por la fe, la historia y la arquitectura colonial que se manifiesta en cada pueblo y ciudad del departamento. Desde la imponente Catedral Metropolitana de Medellín hasta la Vía Dolorosa de Sonsón, estos lugares invitan al visitante a conectar con su espiritualidad, descubrir tradiciones centenarias y disfrutar de la hospitalidad paisa. (Lee también: Turismo religioso en Colombia)
10 lugares para hacer turismo religioso en Antioquia
A lo largo de rutas de peregrinación y plazas empedradas, se percibe el eco de oraciones y festividades cuyos sabores locales complementan la experiencia: desde la contundente bandeja paisa hasta los dulces artesanales de cada región.
Catedral Basílica Metropolitana de Medellín
La Catedral Basílica Metropolitana es el epicentro de la vida religiosa en Medellín, sede del arzobispado y punto de encuentro de misas solemnes. Su construcción en piedra de río y estilo neorrománico la hace única en Colombia, con tres naves y una gran cúpula que realzan la solemnidad del templo.
En su interior, destacan vitrales coloridos y un retablo mayor dorado que enmarca la imagen de la Virgen del Rosario. Cada domingo, fieles y turistas confluyen para participar de la eucaristía y apreciar los conciertos de órgano que se programan en ocasiones especiales.
Al salir, es casi obligatorio probar la gastronomía local.
La “bandeja paisa” —con fríjoles, arroz, chicharrón, huevo y demás— se convierte en un festín tras la experiencia espiritual, y la “arepa de chócolo” con queso fresco endulza el paladar como auténtica tradición antioqueña.
Pueblito Paisa (Cerros Orientales de Medellín)
En la cima del Cerro Nutibara, Pueblito Paisa recrea un pueblo tradicional antioqueño de mediados del siglo XX, con su plaza central y su iglesia de campanario. Aunque es una réplica, su capilla conserva el encanto religioso: un pequeño altar, imágenes de santos y la atmósfera de pueblo colonial.
Los visitantes suelen detenerse para unas oraciones, tomar fotografías junto a la puerta de madera de la iglesia y contemplar la panorámica de Medellín desde el mirador. Las tardes de domingo, grupos de coros locales animan el espacio con cánticos tradicionales.
La oferta gastronómica incluye platos típicos como las empanadas antioqueñas, el “champús” (bebida de frutas y maíz), arepas y dulces de mora. Todo servido en trencitos de madera que recrean la estética del lugar.
Santuario Diocesano de Nuestra Señora del Rosario – El Santuario
El municipio de El Santuario se identifica por su devoción a la Virgen del Rosario, patrona del lugar. El santuario, de fachada blanca y detalles en ladrillo, recibe cada mes a peregrinos que llegan en caminatas para dar gracias o solicitar favores a la Virgen.
En su altar mayor descansa una imagen venerada desde hace décadas, flanqueada por exvotos que atestiguan milagros y testimonios de fe. Las festividades de octubre congregan a toda la comunidad en procesiones solemnes.
Aquí se acostumbra degustar la “hormiga culona” en fin de fiesta (para los más audaces), acompañada de arepas e’ queso, buñuelos y chocolate caliente, infaltables en las celebraciones religiosas.
Basílica Menor Nuestra Señora de las Mercedes – Jericó
La Basílica Menor de las Mercedes en Jericó es punto de peregrinación no solo por su belleza neogótica, sino porque es la tierra natal de Santa Laura Montoya. Sus altas torres y sus vitrales multicolores atraen tanto a devotos como a amantes de la fotografía.
En el interior, los corredores góticos y las capillas laterales albergan retablos dedicados a diferentes advocaciones marianas. Cada 24 de abril, se realiza la fiesta en honor a Nuestra Señora de las Mercedes con misas, procesiones y música tradicional.
La gastronomía jericoana combina el dulce y lo salado: patacones con cuajada y melao, chorizo antioqueño con arepa, y para el postre, empanadas de manzana verde espolvoreadas con azúcar.
Basílica Menor de la Inmaculada Concepción – Jardín
Jardín de Antioquia luce orgulloso su Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, ejemplo de arquitectura colonial en ladrillo rojizo. La iglesia preside la plaza principal y se ilumina en las noches con focos que resaltan sus dos esbeltas torres.
Allí se llevan a cabo misas diarias y, en diciembre, el festival de luces convierte el templo en un espectáculo que fusiona la fe con el arte lumínico. Los visitantes disfrutan de la serenidad del interior, donde se respira un ambiente de recogimiento y devoción.
Tras la visita, la oferta local incluye el café tinto de altura, chorizos santarrosanos con arepa madurada y bizcochos de achira, dulces que acompañan las tertulias en las bancas de la plaza.
Catedral de Santa Fe de Antioquia
Santa Fe de Antioquia, primer poblado de Antioquia, conserva su Catedral en estilo neoclásico. Sus paredes encaladas y su torre campanario han sido testigos de la historia colonial y de las celebraciones de Semana Santa que atraen a miles de creyentes.
El interior sencillo pero armonioso cuenta con un coro alto y una pila bautismal de piedra tallada. Cada viernes santo, la procesión de los pasos recorre las calles empedradas, recreando el viacrucis con fe y solemnidad.
La gastronomía montañesa incluye el mondongo y el sancocho de gallina criolla, además de dulces de corozo y el aguardiente antioqueño, que se sirve solo como parte de la tradición regional.
Parroquia San Nicolás de Bari – Rionegro
La Parroquia de San Nicolás de Bari, en el corazón de Rionegro, data del siglo XVIII y mezcla rasgos barrocos con reformas modernas. Su fachada de cantera y los balcones coloniales definen el encanto del pueblo.
En el presbiterio, un retablo tallado en madera dorada resalta la imagen de San Nicolás. Durante el mes de mayo, patronal de Rionegro, las calles se llenan de altares y banderines, y la comunidad organiza novenas y serenatas.
Quienes visitan aprovechan para probar el tamal antioqueño, servido con chocolate caliente y “masato” de maíz fermentado, perfecto para reponer energías tras la misa.
Parroquia Nuestra Señora del Rosario – Marinilla
Marinilla ofrece su Parroquia de Nuestra Señora del Rosario como centro espiritual y cultural. Su torre octogonal y los arcos ojivales llaman la atención del viajero, mientras que en su plaza se respira un ambiente de paz.
El templo alberga retablos en madera policromada y esculturas de santos que relatan la historia católica regional. En Semana Santa, las calles de Marinilla son escenario de representaciones vivientes del viacrucis.
La cocina local deleita con empanadas de pipián —rellenas de guayaba—, mazamorra con queso y dulces de guayaba, elaborados por familias que aún conservan recetas heredadas de sus antepasados.
Santuario de la Virgen de Chiquinquirá – La Ceja
La Ceja de Antioquia honra a la Virgen de Chiquinquirá en un santuario moderno, que acoge a fieles de todo el oriente antioqueño. Su arquitectura contemporánea combina el vidrio y el concreto, creando un espacio luminoso y sereno.
En el interior, una gran imagen de la Virgen recibe ofrendas florales todo el año, y cada 18 de noviembre se celebra la fiesta patronal con procesiones y conciertos al aire libre. Los devotos agradecen favores y participan de misas multitudinarias.
Aquí son tradicionales las arepas de chócolo acompañadas de café recién molido, y los dulces de leche con bocadillo, que endulzan el recorrido de fe.
Vía Dolorosa – Sonsón
La Vía Dolorosa de Sonsón es un recorrido al aire libre con 14 estaciones que representan el camino de Jesús hacia el Calvario. Cada estación está marcada por una cruz y una pequeña capilla, ubicadas en un sendero rodeado de eucaliptos.
Peregrinos caminan silenciosos, deteniéndose a orar en cada estación mientras se escucha el viento entre los árboles. En Semana Santa, la ruta se engalana con alfombras florales y vecinos que representan en vivo el viacrucis.
Al terminar, es común sentarse en la plaza central para saborear rosquillas crujientes y natilla casera, una forma dulce de cerrar la jornada de recogimiento.
Antioquia muestra en su turismo religioso una mezcla de historia, devoción y sabor. Cada sitio refleja la identidad paisa, donde la fe se vive en plazas, iglesias y senderos de peregrinación, y donde la mesa invita a compartir lo mejor de la tradición culinaria local. Visitar estos diez lugares es adentrarse en la riqueza cultural y espiritual de un territorio que, más allá de sus paisajes, ofrece experiencias de encuentro y gratitud.
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