Bogotá, capital de Colombia, es un destino que combina historia, arte y espiritualidad. Su paisaje urbano está salpicado de iglesias coloniales, santuarios en lo alto de cerros y capillas que han sido testigos de la fe de millones de fieles a lo largo de los siglos. El turismo religioso en Bogotá no solo ofrece la posibilidad de admirar magníficas obras arquitectónicas y artísticas, sino también de adentrarse en tradiciones populares, peregrinaciones y festividades que mantienen viva la devoción cristiana en la ciudad. (Lee también: Turismo religioso en Boyacá)
Los 7 mejores lugares para hacer turismo religioso en Bogotá
Cada lugar ofrece no solo arquitectura y arte sacro, sino también sabores típicos que complementan la experiencia: desde un caliente chocolate santafereño en Monserrate hasta un ajiaco en La Candelaria. Descubrir la fe en Bogotá es, en última instancia, explorar un patrimonio vivo que late en el corazón de sus habitantes y visitantes.
Cerro de Monserrate y Santuario del Señor Caído

En su cima se alza el Santuario del Señor Caído, una pequeña iglesia barroca construida en 1657, renovada varias veces hasta el siglo XX. Cada 14 de septiembre, miles de peregrinos ascienden a pie por el tradicional Camino del Calvario, marcado por estaciones de vía crucis, para agradecer favores o pedir bendiciones.
El acceso puede hacerse caminando, en teleférico o funicular. Desde la cumbre, la vista panorámica de la Sabana de Bogotá es impresionante, y el ambiente de recogimiento se mezcla con el bullicio de vendedores de velas y flores. Cerca de la iglesia, encontrarás puestos donde sirven chocolate santafereño con queso, almojábana y changua, perfectos para confraternizar mientras contemplas el paisaje. (Ver también: Turismo religioso en Antioquia)
Catedral Primada de Colombia

Su fachada neoclásica, terminada en 1823, contrasta con el estilo interior de nave única flanqueada por capillas laterales, ricas en retablos dorados y pinturas religiosas. En su cripta reposan los restos de personajes históricos como los padres fundadores de la independencia.
La plaza y sus alrededores son el corazón patrimonial de la ciudad. Muy cerca, en la carrera 7ª, hay cafés que ofrecen tamales tolimenses y chocolate caliente con almojábana, tradición culinaria heredada de la época colonial. Es un plan ideal tras visitar la iglesia: tomar un merecido descanso probando sabores locales.
Capilla del Sagrario

Construida entre 1650 y 1700, destaca por su cúpula pintada con escenas bíblicas y sus columnas salomónicas. Aunque pequeña, es un espacio de gran recogimiento donde se celebra diariamente la eucaristía y se custodia el Santísimo Sacramento.
El entorno de La Candelaria, el barrio histórico donde se ubica, está plagado de restaurantes que sirven ajiaco santafereño, sopa consistente a base de tres tipos de papa y pollo. Además, es fácil encontrar chocolaterías donde las obleas y el café bogotano complementan el recorrido cultural y espiritual.
Iglesia de San Francisco

Su fachada es sobria, de ladrillo visto, y en el interior alberga un valioso retablo tallado en madera y dorado. El convento adyacente, hoy reformado en museo, ofrece exposiciones sobre arte sacro y vida religiosa durante la colonia.
En las calles aledañas a la carrera 7ª con calle 10, pequeños cafés ofrecen empanadas de pipián y buñuelos, bocados ideales para reponer energías tras recorrer las salas del antiguo convento. La atmósfera bohemia de la zona invita a mezclar tradición y modernidad.
Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria
Erigida en 1660 por la Orden Agustina, esta iglesia se distingue por su portada renacentista y su retablo principal, uno de los más antiguos de la ciudad. En su interior, frescos y lienzos narran pasajes evangélicos, mientras que en el claustro se conservan vestigios de la vida monástica.
Al caer la tarde, la calle del Embudo, muy cercana, cobra vida con puestos de comida callejera: arepas de huevo, tamal valluno y jugos naturales de lulo o guanábana, que llenan de sabor el paseo por el corazón colonial de Bogotá.
Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe

Su fachada neogótica y la estatua de la Virgen presidiendo un mirador urbano son una invitación a la contemplación. Cada 12 de diciembre, fieles de toda la ciudad se congregan para la novena en honor a la Virgen de Guadalupe.
La ruta hasta el santuario, salpicada de grafitis artísticos, llega al barrio La Soledad, donde varias panaderías elaboran roscones de queso y café de grano recién molido. Es un plan doble: fe y tradición culinaria en un solo recorrido.
Santuario de Nuestra Señora de Lourdes

Su estilo neogótico se aprecia en los vitrales policromados que filtran la luz creando un ambiente casi mágico. En los jardines exteriores, esculturas de santos y espacios para la oración silenciosa.
Alrededor, panaderías y cafés de barrio ofrecen pan de yuca, bizcochos y chocolate caliente, ideales para acompañar el recogimiento espiritual. La caminata hasta este santuario permite, además, disfrutar de vistas parciales de la ciudad y del ambiente bohemio de Chapinero Alto.
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